Tibalt en un humano medio diablo alineado al rojo nativo del
plano de Innistrad.
Tibalt comenzó su vida en Nephalia siendo aprendiz de uno de
los muchos Skaberen, pero carecía de las habilidades y la paciencia para llevar
a cabo el trabajo de coser los cuerpos de nuevo en uno. Sus constantes fallos
como Skaberen le llevaron a la depresión y esta a su vez le llevo a alimentar
un profundo odio.
En su frustración este llevo sus experimentos con los vivos,
impulsado por su maestro quien le decía que debía explorar los límites de la
vida. En estos experimentos llego a saber cuánto dolor podía llegar a soportar
cualquier organismo vivo.
Tibalt comenzó usando ratas en sus experimentos, pero luego,
al ir avanzando en sus investigaciones decidió experimentar en cosas más
grandes, lo que le llevo eventualmente a las personas. Usualmente usaba a
vagabundos a quienes torturaba hasta su muerte.
Estos actos de maldad comenzaron a atraer a los diablos de
Nephalia, quienes poco a poco comenzaron a acercarse al laboratorio de Tibalt
en la noche, susurrándoles en su siniestro idioma.
Fascinados con su trabajo ellos decidieron asistirle,
ayudándole en los raptos y los experimentos, así como revelándole secretos
oscuros. Esto le llevo a ser más violento, pero a la vez mas descuidado, lo que
comenzó a llamar la atención de sus vecinos quienes escuchaban gritos de noche
saliendo de su sótano.
Fue cuestión de tiempo para que los inquisidores llegasen a
botar la puerta de su casa.
Fue encontrado en medio de un asesinato y se descubrió en su
caza una colección de cadáveres, por lo que no había duda de cuál debía ser el
curso de acción, él debía ser eliminado. Los diablos defendieron a Tibalt, pero
muchos murieron a manos de los inquisidores; quienes le acorralaron en su
laboratorio.
Invoco en el último momento un hechizo muy poderoso que le
fusiono con los diablos cerca a el, pero también le hizo sentir todo el dolor
que él había infringido a otros. Esto casi le mata de no ser porque en ese
momento su chispa se encendió, llevándole a las eternidades ciegas.
Él ha aprendido en sus viajes nuevas y mejores formas de
torturar y matar, volviendo siempre a Innistrad a mostrar a la población local
sus nuevos conocimientos.
Sin embargo, pronto encontró a otro de su clase, al
planeswalker Sorn Markov, quien le ordeno cesar con sus actividades. Tibalt
prometió detenerse pero no tenía la intención de cumplir dicha promesa y por el
contrario, busca la forma de quitarse de encima a ese aguafiestas que arruina
su diversión.