El sonido de trompetas lleno el plano y las puertas del rio
Luxa se abrieron; pero detrás de estas no estaba Nicol Bolas, sino un demonio;
Razaketh. El demonio corto sus brazos y su sangre lleno el rio, volviéndolo
rojo; este creció, arrasando las orillas y matando a muchos en sus aguas, las
cuales se volvieron hostiles. Entonces
el demonio miro a la ciudad y llamo, con una voz que se escuchaba clara en la
mente de todos: “Liliana, sé que estas aquí, no puedes esconderte de mí.”
El cuerpo de Liliana perdió control completamente y esta
comenzó a avanzar hacia Razaketh, mientras pedía auxilio con su mente a Jace.
Razaketh voló hasta la orilla opuesta del rio e hizo que Liliana cruzara el rio
caminando, lo que por poco termina ahogándola en la sangre del demonio.
Razaketh reía cruelmente mientras Liliana reaparecía casi
muerta por el rio.
-Estas a punto de morir.- le dijo Liliana a Razaketh y este
se carcajeo, pero en ese momento dos bolas de fuego quemaron la espalda del
demonio. Chandra había llegado inadvertida para ayudar a su amiga. El demonio
se lanzó contra ella, pero entonces apareció un elemental de Nissa, quien
golpeo al demonio contra el suelo.
Furioso, Razaketh destruyo al elemental solo para que su
espalda quedase en carne viva por el Surral de Gideon, quien junto con Jace se
había unido a la lucha. Jace fue por Liliana y así Gideon creo un campo
alrededor de la Gatewatch, lo que permitió a Chandra elevar la temperatura de
sus llamas, lo que quemo la piel y las alas del demonio, quien en ese estado,
ya no era capaz de mantener el control sobre Liliana.
Liliana trato de ponerse el velo, pero Jace se lo impidió
diciéndole que ya no lo necesitaba, que ahora tenía amigos.
Liliana entonces invoco a todos los seres muertos del rio,
quienes habían fallecido cuando el demonio convirtió el agua en sangre y así,
lagartos, hipopótamos y otras bestias del rio comenzaron a atacar al demonio,
quien pedazo a pedazo fue desmembrado y llevado al mismo rio de sangre que
había creado.
Liliana estaba extasiada, pero sus amigos estaban
horrorizados por la crueldad de Liliana.
A pesar de esto, la Gatewatch se reunió para planear su
siguiente movimiento ya que sabían que la llegada de Nicol Bolas era inminente.
Sin embargo, de nuevo sonaron las trompetas en todo el
plano. Tres enormes sarcófagos aparecieron creando un triángulo perfecto
alrededor de la ciudad desde fuera de la Hekma. Entonces, el sonido de enormes
campanas anuncio el despertar de los tres dioses corrompidos por Nicol Bolas.
Los tres sarcófagos explotaron y de estas enormes bestias dioses emergieron. El
dios escorpión atacaba todo a su paso; destruyéndolo todo, pero entonces, el
dios serpiente Rhonas le salió al paso. Al principio, sintiendo su naturaleza
divina trato de razonar con él, pero este le ataco, emponzoñándole en una mano.
Al ver las intenciones agresivas del
dios escorpión, Rhonas y él se entablaron en una lucha y Rhonas logro sacarlo
de la ciudad, pero el dios escorpión resulto más fuerte que el dios de la
fuerza. Este logro inmovilizarle las manos
y clavo su aguijón justo en la nuca de Rhonas, hiriéndole mortalmente.
Sin embargo, con la muerte de Rhonas, este recupero todas
las memorias del pasado, recordando la llegada de Nicol Bolas y traspasándole a
sus hermanos esta información; con lo que los cuatro dioses restantes
recobraron su antiguo ser y se dispusieron a luchar y si era necesario, morir
como Rhonas para salvar a los suyos.
El dios escorpión camino hacia sus los otros dioses dentro
de la Hekma, pero entonces, con sus últimas fuerzas Rhonas canalizo toda su
fuerza en su bastón, el cual se convirtió en una enorme serpiente que ataco al
dios escorpión, mordiéndole y oprimiéndole hasta quebrar sus brazos.
Mientras caía, grito: “Muerte al dios faraón, muerte al
usurpador.”
Aun así, el dios escorpio avanzo de nuevo hacia la ciudad y
junto a sus hermanos, comenzaron a atacar el Hekma hasta que esta fue destruida.
Hapatra entonces busco a Rhonas, aun creyendo en las
promesas de las horas, pero al llegar y ver a Rhonas muerto no se lo pudo
creer. Algo en su alma se quebró.
Al ver hacia el cielo, Hapatra vio a Kefnet siendo
perseguido por un coloso el doble de grande que el dios y entendió que era otro
de estos seres; el dios langosta.
-Debemos ayudar a Kefnet.- grito Hapatra a los suyos y
juntos siguieron al dios.
Hapatra llego con los demás visires de la ciudad, donde
Temmet no estaba; y juntos decidieron llevarse a un lugar seguro a los más
jóvenes, mientras que los dignos irían a ayudar a los dioses en contra de estos
otros dioses.
En ese momento lo último que quedaba de la Hekma
desapareció, dejándoles completamente desprotegidos.
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